Tomás Bullón desciende la Gran Sima

El primero que bajó hasta el fondo de la sima situada en la zona terminal de la Galería Principal fue Tomás Bullón (Bullón, 1977). Tomás descendió solo los 72 metros el 29 de septiembre de 1935, ayudándose de una cuerda de cien metros que había comprado en los almacenes «la Llave», en Málaga, propiedad del entonces Delegado Provincial de Bellas Artes Juan Temboury (1899-1965). Del hecho dejó constancia en una escueta nota escrita aquel mismo día en la  página 64 del Libro I del Registro de Visitantes de la Cueva. Ver también nota manuscrita 7 por Juan Temboury.

Hay referencia a un intento de descenso anterior en un artículo publicado en 1932 por la Revista del Ateneo de Jerez. El autor, Andrés Sepúlveda, había visitado la Cueva y refiere en su artículo lo que «el guarda», Tomás, comentó en aquella su visita: «… No hace mucho —nos dijo el guarda— don José Molina, del comercio de esta población, persona conocidísima por ser entusiasta de los trabajos arqueológicos, intentó bajar hasta el fondo. Se prepararon larguísimas escalas y el Sr. Molina, provisto de potentes aparatos de alumbrado, comenzó a descender por la escalera. Cuando llevaba muchos metros descendidos faltó escala y el intrépido explorador hubo de renunciar, después de haber expuesto infructuosamente su vida en aras del deseo de encontrar el fondo de la Gran Sima…»

El 16 de marzo de 1937 (Bullón, 1977) Tomás volvió a bajar con unos amigos: «Uno de ellos don Manuel Montes  Becerra , de Benaoján, el cual volvió al cumplirse veinte años de la bajada. Fui testigo de sus palabras, traía unas cervezas para tomarlas en la puerta con nosotros, sin pasar al interior. Dijo que había sido el día más malo de su vida y que celebraba estar vivo»

El siete de julio de 1944 la Comisaría Provincial de Excavaciones Arqueológicas, en colaboración con el S.E.U., realizó una exploración de la sima. Entre sus objetivos estaban levantar el plano de la misma y recoger restos de un esqueleto humano fosilizado y petrificado al suelo, descubierto por Tomás en 1935. Un recuerdo de aquella campaña quedó escrito en las páginas 164 y 165  del Libro I del Registro de Visitantes.

Tomás, también participó de manera activa en la exploración, como refleja la única cita respecto a la sima y el «hijo de la cueva» por Eduardo Mendoza en Diario Sur: «y a un tercio del camino se encuentra el único descanso que brinda la proeza. A él nos encaminamos Blas Castro, Mendoza y Tomás rompiendo la oscuridad infinita con nuestra luz de bencina, primera conquista a esta extraña catedral de los Murciélagos».

En 1955 se volvió a explorar la sima según nota manuscrita de Juan Temboury: Zona Kárstica de Líbar: Exploraciones realizadas del 19 al 21 de diciembre de 1955, por el Grupo Universitario de Montaña del SEU.

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La Cueva de la Pileta es una estación de arte rupestre prehistórico visitable, descubierta por José Bullón Lobato en 1905 y declarada Monumento Nacional en 1924.

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