Aquellos artículos de Verner en la Saturday Review los recibió Henri Breuil (1877–1961) de un amigo inglés ingeniero de minas y arqueólogo, Horace Sandars… «… Gracias a él, supe que un compatriota suyo, distinguido naturalista y, aunque mutilado de la guerra de África del Sur, infatigable buscador de nidos de águilas en las sierras entre Gibraltar y Ronda, al intentar alcanzar un nido de grajas en la entrada de un abismo del Cerro de La Pileta (Benaoján) acababa de descubrir una caverna con precipicios y llena de pinturas. De todo ello daba cuenta en un pintoresco artículo de la Saturday Review de octubre de 1911» (Ripoll, 2002, p 188-189). Extraordinariamente interesado… «… a pesar de que la localidad no se indicaba, la precisión de las observaciones y el nombre del autor, bien conocido por sus bellas búsquedas ornitológicas, no dejaban ninguna duda sobre el carácter real y la importancia excepcional del descubrimiento», envió una carta el 17 de noviembre al «inventor de la cueva misteriosa», gracias a una presentación de Horace Sandars que los puso en relación, preguntándole si tenía algún inconveniente en guiarlo a la Cueva. Verner no deseaba otra cosa y a vuelta de correo comunicó a Breuil que estaba a su entera disposición…
Gracias a H. Sandars preparé enseguida una expedición. Esta hubiera sido imposible sin la experiencia que tenía de las cuerdas, de las escaleras y del país, el Coronel Willoughby Verner [1852-1922]. Además, estábamos bien secundados por su prospector de nidos de águilas, el ex pastor José Mena y por el guía actual de la caverna, Tomás Bullón (*), todavía vivo, que trepaba como un gato por las paredes rocosas casi verticales» (Ripoll, 2002, p 189). La expedición la patrocinó el Instituto de Paleontología Humana de París, fundación auspiciada por el príncipe Alberto I de Mónaco. Participaron en la misma Henri Breuil, el también jesuita y prehistoriador Hugo Obermaier , Paul Wernet , discípulo de Obermaier, y Juan Cabré Aguiló . A cargo de la intendencia estuvo W. Verner, autor de la primera topografía de la Cueva.
(*). Nota fuera de texto: fue José Bullón no «Tomás Bullón» quien participó en la campaña con Breuil y el que «trepaba como un gato». Tomás Bullón, hijo de José, sería efectivamente «el guía actual de la caverna» al redactarse estas líneas. P.A.P.
Los investigadores llegaron a Algeciras el 18 de marzo y, tras pasar varios días en Gibraltar, salieron para Jimera de Líbar estableciéndose en una casa de la estación de ferrocarril… Ver relato de H. Breuil (Ripoll, 2002, p. 266-269). Por aquellas fechas, José Bullón había explorado casi toda la Cueva, incluso había labrado toscos escalones en las rampas más difíciles, lo que facilitaba en gran medida los trabajos de estudio. La campaña finalizó el 18 de abril, una estancia durante la cual José también hospedó en algunas ocasiones al grupo, reviviendo para ellos los momentos del descubrimiento (Bullón 1977; Ripoll 1964).
(*). Nota fuera de texto: Se menciona a «Tomás José Bullón», pero es un error y se refiere a José Bullón. La «pequeña aldea de Jimena» es un error, se refiere a Jimera de Líbar. P.A.P.
Después de la campaña, Breuil visitó otras cuevas: «… Durante el mismo mes me dediqué a la búsqueda con el coronel Verner y ambos visitamos numerosas cuevas oscuras de la región sin resultados útiles: Las Motillas (Gaucín), Las Palomas (Alcala de los Gazules), etcétera» (Ripoll, 2002, p. 269). En Barranco 2005 cita también como visitada la cueva del Berrueco. Finalmente «… Cuando acabó el mes de abril tuve que marcharme a Sierra Morena (Almadén y Madrona)… » (Epistolario de Jorge Bonsor (1886-1930), pág. 104).
En 1913 la revista L’Antropologie publica la memoria de los trabajos realizados por el Instituto de Paleontología Humana de París en 1912, y la comunidad científica descubre la Cueva y el nombre por el que se la conocerá: La cueva de la Pileta.
Una faceta menos conocida de la campaña era la recolección de fauna invertebrada por parte del Abate Breuil, incluso lleva su nombre un espécimen descubierto en la Cueva, el Trechus breuili. Esta actividad nos permite seguir las visitas que posteriormente hizo Breuil a La Pileta, a la que volvió en tres ocasiones, la primera el 27-02-1914 y posteriormente el 21-04-1918 y el 15-04-1919 (Fuente: Bogdan Onac, Institute “Emil Racoviţă»). También se tiene noticia de una visita en abril de 1926, según relata Henry Field en su libro, The track of man. Adventures of an anthropologist. Breuil capturó en aquella visita treinta ejemplares de Trechus breuili para el Museo de Historia Natural de París.